sábado, 24 de octubre de 2009

¿Obispos mujeres u obispos sarasas?


Obispa

Estos días me han golpeado varias noticias relacionadas con mi antigua religión. Fui excomulgado (o así) el año dos mil; ya lo explicaré en el siguiente post. No me causó tristeza. Cada día estoy más contento por ello, viendo cómo está el actual patio. Ni Monipodio lo tenía tan bien surtido.

Primera: El Vaticano acogerá conversiones en masa de anglicanos cabreados por las derivas liberales de su iglesia. Hay protestantes anglicanos que no aceptan la consagración de mujeres obispos, ni las bodas de homosexuales. Valoran que la iglesia católica jamás permitirá tales perversiones.

Segunda: Muchos de los anglicanos estropajosos son clérigos casados. La secta anglicana no exige celibato a sus sacerdotes y muchos de ellos caen en la trampa que les tiende el instinto. Si ahora se pasan al papismo, van a seguir manteniendo su cuestionable privilegio y, como que los católicos no admiten el divorcio, apechugarán toda la vida. Pero los conservadores anglicanos son así de tozudos, y, a pesar del regalo, están dispuestos a la conversión. Les mantendrán la mamandurria, el sueldo de vicario y las regalías por familia numerosa.O sea, seguirán ejerciendo de sacerdotes. No así los obispos anglicanos tránsfugas, que serán degradados a simples curas de a pie, también casados; no se admiten obispos emparejados. Será porque los papistas saben que mandaría más la señora que el prelado.

Los sacerdotes católicos de siempre, que renunciaron a sus novietas juveniles para ordenarse, sufrirán el agravio comparativo de verse obligados al placer (por llamarle algo) solitario, en comparacióncon los herejes competidores que no necesitan hacerse pajas. Se las hacen. Esto levantará ampollas.

Tercera: Un obispo (católico) de Canadá ha sido detenido por cargar pornografía infantil en su ordenador. El bujarrón episcopal fue pillado en la aduana de un aeropuerto, cuando su ordenador pasó una auditoría casual. En lugar de encíclicas papales aparecieron fotos de menores de edad, penecillo en ristre. Este hombre, Monseñor Lacey, fue responsable, en su momento,  de negociar un acuerdo con decenas de víctimas de abusos sexuales cometidos por religiosos católicos en su diócesis. El acuerdo obligó a la diócesis a pagar 13,8 millones de dólares a las víctimas de abusos que en algunos casos fueron cometidos en 1950.  Lacey será puesto en libertad tras pagar una fianza de 9.000 dólares y el religioso tendrá que mantenerse apartado de  menores... y de parques de juegos infantiles. El ordenador se lo han quedado los agentes de aduanas.


¿Cómo van a soportar los anglicanos reaccionarios tales querencias?  Huyen de los obispos mujeres (obispas, supongo) y caen de lleno en otra secta trufada de pedófilos. Obispo sarasa incluido. Háganse Amish, créanme.

martes, 20 de octubre de 2009

Un punto (o dos) de descoco

El mundo se acaba. Marge Simpson en Play Boy. Alicia Sánchez Camacho en Woman. Antes fue Soraya Sáenz de Santamaría en  El Mundo. Las ministras socialistas en Vogue... ¡Cuánta mujer casta incurriendo en innecesaria, bien que suculenta, exhibición.




No nos engañemos. Si hay que salir sensual y encantadora  han dado más juego las derechas  que las izquierdas. .Las ministras quedaron un si es no es con apariencia de frígidas. Las derechosas aportan mucho valor añadido que se adivina bajo unas poses intencionadamente desvaídas, a lo 'mujer fatal' de aquí te espero. La Camacho sugiere promesas de placeres infinitos, algo sórdidos a poco que se despoje de algunos velos.

Marge Simpson juega con ventaja. En una revista moderadamente guarrilla las reglas del juego son distintas y permiten licencias en las enseñanzas que no imagino en las políticas ibéricas.

El Sr. Rajoy criticó con crueldad  a las ministras socialistas. Calló, en cambio, con su ojito derecho Soraya Sáenz, cuyas piernas incitan a pensar en las columnas del templo esperando un Sansón. No me dirán que su mohín no refiere al que exhiben ciertas niñas viciosillas y morbosas.

Le sugiero al amigo Mariano que alabe los sensuales morritos de la elegante presidenta del PP catalán. No hable para nada de botox ni de silicona. Ya lo hizo un infausto cofrade sobre el que cayeron todas las iras del país de las maravillas. La niña Alicia ya ha amenazado con demandas si alguien insiste. No apostille tampoco la (para mí inquietante) aura de perversidad de su colaboradora más estrecha. Alto riesgo.

Si el líder gallego tiene que hablar de cosas peliagudas, o busca inspiración para tocarse, mejor recurra a la señora Simpson. Gallina (más) vieja hace (también) buen caldo.

domingo, 18 de octubre de 2009

Himen de recambio




Una empresa china, GIGIMO, ubicada en GuangDong (Cantón), pone a la venta en su WEB un producto realmente interesante. Un “simulador de himen” que, colocado a la entrada de la vagina, se desgarra con la penetración remedando el tacto de un himen lacerado in situ, al tiempo que destila “sangre” de tramoya en cantidad adecuada para que el poseedor del pene infractor crea, con orgullo, que es el primer usuario que circula por los santos lugares.

El engendro es una pieza que debe insertarse una hora antes de los festejos en el lugar pertinente. Con la humedad se hincha y se adapta al espacio que lo arropa. Dicen los entendidos que la vagina es un espacio virtual, que se manifiesta cuando los aditamentos satisfactorios se introducen y aposentan, mutando la virtualidad en realidad.





El himen es una especie de certificado de garantía, como un cuenta quilómetros que marca cero mientras el vehículo espera a su primer dueño.


Igual que un vendedor de coches usados truca los contadores de sus tronadas gangas, ciertas señoritas de ingle fácil gustan de zurcir sus rasgaduras a la hora de aportar sus candidaturas a una boda de rumbo con algún panoli de postín.

En las gentes romaníes, no me pillarán llamándoles gitanos, la demostración de la virginidad se encomienda a una “ajuntaora” que, con la asistencia de mujeres de la familia y vecindonas, tienta con una pieza (un cuchillo o un palo, según costumbres rituales) envuelta en un pañuelo con unos pliegues concretos. La rotura del himen (o de lo que sea) produce manchas sanguíneas que, al desplegar el pañuelo, se parecen lejanamente al diseño de tres rosas rojas.

En los países musulmanes un virgo incólume es requisito imprescindible. Ellos no han desarrollado la técnica gitana. Es el marido con su palo natural, nada de pañuelos, el que escarba en busca de impedimento, rotura y sangre. Se ve que el truculento “gadget” chino ha sido descubierto por las mahometanas, las cuales provocan una violenta oleada de paquetes discretos, vía Western Union, que han puesto moscas bajo la nariz de los islámicos burlados.  

Gigimo precisa que la membrana artificial y el líquido "no son tóxicas (...) ni tienen efectos secundarios". En las sociedades musulmanas conservadoras sí los ha tenido. Los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista que copa la cuarta parte de los escaños del Parlamento, y buen un puñado de teólogos e imanes se han movilizado en Egipto para que se prohíba el "kit".

En El Cairo fue Abdel-Moati Bayoumi, del Centro de Investigación Islámica quien emitió una fátua (edito islámico) que condena a los importadores porque "expanden el vicio y animan a las chicas a mantener relaciones ilícitas al saber que pueden "recuperar" su virginidad". El iman Yussef al Badri exige que aquellos que "vendan el himen artificial sean azotados, encarcelados o expulsados del país para que nadie se atreva a seguir su ejemplo".

Yo no me pondría tonto, que el profeta Mohamed (solo Alá es más grande) casó con una viuda. O sea, que eso de la virginidad no debería ser tan imprescindible ni importante. Como católico siempre he visto con indiferencia que mis mujeres no sean vírgenes. Yo tampoco soy San José.