domingo, 14 de junio de 2009

La iglesia de Teiá


Noticia de La Vanguardia de hoy: Ha podido comulgar, en Badalona, la niña de Teià a quien el párroco de su pueblo no quiso dar la primera comunión. La niña padece síndrome de Down.

El párroco negativo, un tal Moles, adujo que la niña era algo así como un ángel y que no necesitaba comulgar. Además le dijo a la madre que lo más probable es que la niña no entendiera de qué iba la cosa y se pusiese a gritar en la iglesia.

Si Jesucristo, en lugar de predicar en Palestina lo hubiera hecho en Teià, hubiera tenido que decir: “Dejad que los niños vengan a mí, excepto si tienen el síndrome de Down. Son como ángeles pero chillan. Un fastidio, vaya”.

Suerte que el Moles está en Teiá y no en Lourdes. Allí no dejaría llevar ningún subnormal al baño ritual, no fuera que gritaren aquello de “virgencita que me quede como estoy” y causaren confusión o deslucieren el boato.

El arzobispo de Barcelona se negó a desautorizar a su párroco. Jodida la hemos. Yo creía que la iglesia la formábamos todos los fieles y que el orden sagrado no confería patente de corso para decidir si una criatura humana comulga o no.

Por esta regla de tres, ni era preciso bautizarla ni lo será enterrarla en sagrado.

Y luego se permiten criticar a quienes abortan tras una amniocentesis.