viernes, 5 de junio de 2009

 

El Ángel y el Oso (vean su historia en mi web) hablan de las contradicciones morales planteadas por las discusiones entre debeladores del aborto y acusadores de la pederastia eclesial.

 A: Totalmente de acuerdo con Monseñor Cañizares que, además, es prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos. Es más grave el aborto que las travesuras de los clérigos pedófilos.

O: Los embriones abortados van al limbo de los justos. Los niños manoseados se convierten, con frecuencia, en desviados sexuales y, si mueren irán al infierno.

A : El limbo ha sido abolido. Las almas de los embriones van al cielo de pleno derecho. Los niños manoseados, posiblemente, son confesados y perdonados por sus preceptores. Sus almas quedan limpias y, si murieran, irían al cielo.

O: ¿Y qué pasa con los preceptores adictos a las palpaciones? ¿Quién les perdona a ellos?

A: Se confiesan entre ellos. Y, si no, con el obispo. La Santa Madre Iglesia es bondadosa con sus ovejas descarriadas.

O: Me encantaría oír la confesión de un monaguillo utilizado en esos menesteres. Diría: “Padre, me confieso de haberle chupado a usted la pija”. “¿Cuántas veces, hijo mío?”. “He perdido la cuenta, padre”. “Eres un pillete, yo he contado siete desde tu última confesión”. “¿No eran seis?”. “Quizá, pero te perdonaré siete. Para no desperdiciar el perdón divino, házmelo ahora, y quedará claro que son siete”.

A: Observo ironía en sus palabras.

O: No crea. He leído las reglas del Sacramento de la Confesión y el perdón divino, concedido por mediación de la absolución, no requiere sino la estricta secuencia de la correspondiente liturgia. En eso debe de basarse Cañizares que, no por nada, es el ministro encargado de esos asuntos.

A: Cierto. No debemos subestimar los ritos. Al menos las ovejas negras se confiesan. En cambio los asesinos abortistas no suelen frecuentar iglesias ni sacramentos. Menos mal que, en Estados Unidos, algunos de ellos son asesinados para que prueben su propia medicina.

O: Y sin darles tiempo para arrepentirse. Directos al Infierno.

A: Dios le oiga. 


miércoles, 3 de junio de 2009

Más apéndices para el tema de los pederastas irlandeses. He aquí las palabras de un importante ministro eclesial, Monseñor Cañizares: "los abusos (de los curas irlandeses) son totalmente condenables y tenemos que pedir perdón". "No obstante", añadió "no es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios" con los "millones de vidas destruidas por el aborto".

Esto se llama meter el remo hasta la empuñadura. No tengo ningún interés en desprestigiar a la Iglesia. Se basta y se sobra. Me quejo de que el monseñor haya metido una adversativa venenosa (“no obstante”) donde no tocaba.

Las “vidas destruidas por el aborto” lo son, únicamente, para aquellos que consideren que los fetos son personas. El momento de la “insuflación del alma” lo sitúa la Iglesia Católica en el momento de la unión entre espermatozoide y óvulo. A partir de esa premisa, se construye todo el silogismo acerca de que el aborto, en cualquier fase, es pérdida de vida humana.

Esto es así para los que creen la premisa indemostrable. Los demás, bien se trate de los musulmanes que consideran que Dios insufla el alma a los 15 días, o al bueno de Santo Tomás que dejó escrito que eran 40 días para los niños y 90 para las niñas, los demás, digo, no consideran el aborto un crimen.

Ahora bien, tengo para mí que la pederastia está penada en todos los países civilizados. Sea cual sea la etnia, la religión o las costumbres. Viene a ser un tabú universal, como el incesto.

Concuerdo con el monseñor. No es comparable.