miércoles, 30 de diciembre de 2009

La inocentada pilla a Esperanza Aguirre




Ante todo, presento disculpas por el tiempo pasado sin atender el blog. Razones de salud. No quiero acabar el año sin una nueva "entrada". Será bastante inocente.

Según noticia publicada en "20 Minutos" Esperanza Aguirre se creyó un suelto periodístico que anunciaba la retirada de rótulos en los baños del ministerio de "Igualdad" de Bibiana Aído. "Señoras" y "Caballeros" tendrían que compartir espacios para evitar el sexismo que implica la separación de géneros.

La señora Aguirre entró al trapo y comunicó, en su resumen del año 2009, su desacuerdo con la irreal medida.

Ello me plantea dudas retóricas. ¿Sería realmente denigrante el equiparamiento de localidades mingitorias para personas de uno u otro género? ¿Es sexista la distinción?

Tengo para mí que lo importante, en cuanto a baños, se ciñe a los siguientes factores:
  1. Número suficiente en relación con los potenciales usuarios (emplearé, a partir de ahora, el masculino genérico, entendiendo "uno u otro género" salvo que advierta lo contrario.)
  2. Limpieza, lo que requiere buena crianza por parte de los usuarios y suficientes controles y actividades de mantenimiento, así como reposición de consumibles, por parte de los responsables del espacio.
  3. Privanza. Las personas que depongan (aguas mayores, menores o gases) deberían disponer de espacios cerrados. En estos lugares sagrados ni está bien ver, ni ser visto. Puede tratarse de separadores amplios en el caso de urinarios en batería.
  4. Utilidad. Las señoras no suelen orinar de pie, aunque ello sea posible y existan pertrechos que lo permitan. Si no se quieren adaptar los urinarios para hombres, se pueden facilitar este tipo de adaptadores a las féminas para que empleen los receptáculos adosados a las paredes mientras mantienen la verticalidad. No sería mala medida, a la par que igualitaria, la recomendacion de usar tales artefactos a los caballeros prostáticos, de pene escueto o arrugado, o, simplemente, con mala puntería, para evitar salpicaduras y riegos por aspersión en los suelos. Orinar de pie, el los lugares públicos, tiene la ventaja de permitir la multitarea, con muchos "orinandos" en espacios discretos. Caso de no querer acceder a los artefactos (arriba mostrado uno de los existentes en el mercado) se deberá disponer de mucho espacio para ubicar los excusados unipersonales.
En los baños de mujeres suele haber colas. Se debe, probablemente, al número  exiguo de excusados, a la costumbre femenina de orinar sentadas y requerir total privacidad, o a la sociabilidad femenina que impulsa a las féminas a orinar en grupo.y acudir en manada a la llamada de las vejigas. 

También los hombres orinan socialmente, en especial si piensan en las ventajas de una meadita preventiva, siempre prudente aunque no sea estrictamente necesaria. "Picha española no mea sola" reza un refrán. En los baños masculinos se ven, también colas, aunque de distinta naturaleza. Entiéndanme: en los baños masculinos, a las colas se les puede llamar rabo.

El uso conjunto de las instalaciones podría requerir algunas pequeñas adaptaciones (biombos, separadores, etc.), aunque si se fuere a lo puntilloso en el sexismo, se podría prescindir de todo ello. Igualdad total. Las señoras podrán entrever penes (habilidad muy estudiada por los gays) y los caballeros apreciar algún apero excitante en el momento de descubrir las ingles.

Ignoro las razones que han llevado a la crítica de la señora Aguirre. Estoy seguro de que en su despacho presidencial dispone de un baño para ella sola en exclusiva. No debe temer, pues, que el empleo de baños conjuntos para seres de uno u otro género le vaya a exigir el uso de los artilugios para orinar de pie o compartir espacio con, pongamos, el señor Gallardón si ambos sintiesen la apretura al mismo tiempo.

Algunas de mis amigas, ciertamente descocadas, me mostraron en su momento sus habilidades para orinar de pie aplicando presión (con uno o dos dedos) bajo el clítoris para elevar hacia arriba el orificio de la uretra y orinar de pie. Requiere un cierto entrenamiento pero, cuando se domina, es realmente práctico. La  demostración es ciertamente emocionante.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Con las manos en la (extremeña) masa



Noticia en 20 Minutos: Extremadura organiza unos talleres en los que se enseña a los jóvenes a masturbarse. La Junta de Extremadura ha invertido 14.000 euros en esta campaña. Los organizadores aseguran que estos talleres de educación sexual servirán para destronar mitos. Los talleres están organizados por la Junta de Extremadura, a través del Consejo de la Juventud de Extremadura(CJEx) y el Instituto extremeño de la Mujer (IMEx), y van dirigidos a los jóvenes de entre 14 y 17 años.

Mal deben de andar los jóvenes extremeños, de uno y otro sexo, como para no haber aprendido a masturbarse por sí mismos. Pero, como catalán, prefiero callarme para no sentar plaza de sobrado.

La campaña tiene un nombre señalador: 'El placer está en tus manos', que juega con la polisemia del adagio tomado en forma metafórica o literal. La campaña  aspira a fomentar "la autoexploración sexual" y el "autodescubrimiento de nuestro placer". Lo que buscan también los organizadores es destronar mitos como que "los chicos siempre deben llevar la iniciativa" o que "el preservativo corta el rollo".

Me encanta que las sesiones se monten en forma de “taller”. Mis primeros “work shop” (talleres de trabajo) los realicé en la década de los 70, organizados por el Comité de Expertos en Educación de la OMS. Entonces eran novedad absoluta. Me maravillé con el sistema de trabajar, muy activo y por objetivos, con la finalidad clara de que, al acabar el “taller” fuéramos capaces de hacer cosas que antes no podíamos. Se trabajaban tres aspectos: 1) conocimientos, 2) habilidades psicomotrices y 3) motivación.

Los conocimientos necesarios para masturbarse son concretos y no demasiados. Dónde está el pene de los caballeros y la plataforma orgásmica de las chicas (clítoris, capuchón del clítoris, labios menores y tercio externo de la vagina). En las mujeres cabe explicar más aditamentos: monte de venus, culo propiamente dicho, pechos y pezones, cara interna de los muslos (como más útiles) y otros de menor cuantía (cuello, orejas, zona lumbar, etc.) aunque siempre aprovechables, cuando no fructuosos y lucrativos. En media horita te pones al día.

Las habilidades requieren exposición y tacto. En primer lugar el maestro suele hacer lo que se espera que los discípulos aprendan, para que estos miren e imiten. Me imagino que los instructores para chicos tendrán cipotes de medida estándar, para no avergonzar a los niñatos cuyas mingas sean escuetas o escurridas. Deberán también acreditar capacidad para empinarlas con estímulos ad hoc. Si los talleres fueren mixtos, nada mejor para los niños que observar las operaciones de las niñas, cuyas variantes dan mucho juego a la hora de levantar los corazones. También es importante que las culminaciones sean a tiempo mesurado, no precoces (tris tras), ni retrasadas en exceso.

Lo similar cabe decir de las niñas. Mejor agruparlas por pilosidades y contundencia mamaria, más que por edades estrictas. El momento de la menarquia permite muchas variables, y no es conveniente que queden contritas las núbiles tardías. Las profesoras, rasuradas (no al cero, sino al estilo marine americano) deberán tener sus pertrechos adecuados al término medio. Ni vulvas estrechitas, aniñadas, ni abundantes en exhuberantes excrecencias carnosas que vayan a generar agravio. Las enseñantes mostrarán las pertinentes variantes de la benéfica faena (un dedo, varios dedos, clítoris, capuchón, monte de venus, labios menores, etc.) así como el empleo de elementos de apoyo logístico tales como duchas de teléfono o vibradores ergonómicos que no precisen de intromisiones. Algunas de las alumnas pueden ser vírgenes y sus futuros no agradecerán el desvirgamiento, aunque sea mecánico y con fines educativos.

Luego vendrían los trabajos manuales autosuministrados: primera fase imitación, segunda fase control y tercera fase automatismo. Como aprender a poner las marchas del coche.

La educación motivacional no la creo compleja. . Las fases son 1) sensibilización, 2) respuesta y 3) asunción del valor. Demos la motivación por asumidaA estas edades, entre 14 y 17, las hormonas desbocadas permiten que la gente folle, hasta con árboles

Me encantaría asistir a los talleres como consultor senior. Senil, acaso. Pero creo que me abstendré de mandar mi candidatura. La prensa local extremeña señala que 'El placer está en tus manos' está subcontratado a una tienda de artículos eróticos de la comunidad autónoma. Corrupción seguramente, pero no estamos los catalanes para dar lecciones. Ni siquiera a los extremeños.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Peluquerías chinas en Barcelona





Nos crecen los enanos viciosos. "Onanos" les llamaba el maestro José Luis Coll. Además de putas autóctonas, sudamericanas, este-europeas, negritas, tailandesas y japonesas, ahora destacan unas nuevas colaboradores: las chinas que ofician como masajistas ful en las playas de Barcelona y en las peluquerías con 'final feliz'.

En la ciudad aledaña de Santa Coloma hay un 'Chinatown' considerable. Entre sus tiendas destacaban cantidad considerable de peluquerías masculinas. Tantas eran que un paseante ocasional podría pensar que los chinos cuidan sus tocados día sí y otro también. Siempre llenas de señores orientales, más los que seguían turno en la calle.

Negociantes como son estas gentes, extendieron los negocios barberiles por el barrio de Barcelona que, tienda a tienda, buhardilla a buhardilla, tiene la exclusiva de mayoristas de ropitas, perfumes y chucherías de todo a cien, en la parte baja de la derecha del 'Eixample'.

Y subiendo hacia la Diagonal. Vivo en la parte más alta del 'Eixample' derecho, y ya instalaron una peluquería china a 300 m de mi casa.

Alarmados los vecinos por las colas de clientes en la calle, y porque muchos de ellos salían del local abrochándose la bragueta, avisaron a los 'Mossos de Esquadra'. La policía desmanteló, en una tarde, catorce 'peluquerías' donde se servía 'final leliz'.

Bajo este ñoñismo, unas pretendidas masajistas chinas masturbaban al cliente solicitante por un módico precio de 10 euros, que bajaba a cinco tras escaso regateo. Bien es verdad que las oficialas eran talluditas, escasamente sexys y más bien desmañadas, muy  rudas en el toqueteo. Pero la crisis manda, y por cinco eurillos ninguno de los montaraces clientes podría haber conseguido algo mejor.

Los patrones de los salones alegan que ellos no sabían que sus asistentas ordeñaban  en los cuartos de atrás. Que ellos creían que las niñas hacían la manicura. Que les engañaron como a chinos.No sé cómo acabará el enigm
a.

Final feliz supongo.

viernes, 30 de octubre de 2009

Intentos de violación a 100 euros



El segundo monstruo del Eixample  había perseguido a dos niñas que consigueron refugiarse en un portal. al que el acusado intentó entrar golpeando la puerta, aunque finalmente se quedó en la calle masturbándose mientras las miraba fijamente. .El juez de primera instancia le mandó a la cárcel. Pero la Audiencia Provincial de Barcelona, purista, ha considerado los hechos como "vejaciones injustas". Multa de 200 € y a la calle.
Sospecho que, si hay 'vejaciones injustas', también habrá "vejaciones justas". Por cierto, ¿qué son las 'vejaciones justas'?. ¿Es que, en según qué casos, el vejador imparte justicia sin ser juez? ¿Hay que ser juez para aplicar, justamente, las vejaciones? ¿Se refieren sus señorías a algún caso (o juez)  en particular?
Dicen los disccionarios que vejación es la  acción de maltratar a una persona para humillarla y ofenderla. ¿Meneársela (uno mismo) es maltrato? ¿Es ofensa? ¿La menea quien quiere o quien puede?
Ardo en deseos de leer la sentencia completa para analizar los razonamientos jurídicos del caso, a ver si es cierto que se habla de las 'vejaciones injustas'.  Me interesa sobremanera saber ante quién me debo hacer las pajas, y en qué condiciones,  para que  me consideren justiciero.
El Zorro pajillero, o así.

domingo, 25 de octubre de 2009

Estoy excomulgado (gracias a Dios)



Tengo plaza reservada en el infierno.   

En 2000 fui requerido por una paciente para testificar en su proceso de nulidad matrimonial. Tras veintitres años de matrimonio, muy desgraciado, fue ella la que demandó el proceso. El marido era miembro extranumerario del  Opus Dei y estaba en contra de la anulación. Pero, al no poder evitarla, trató de que la causa de nulidad fuera "enfermedad mental de uno de los cónyuges" que constituía un "vicio de consentimiento" al impedir que el cónyuge enfermo hubiera entendido en qué consistía el sacramento. Si esto se demostraba así, el acto matrimonial no habría sido válido y se consideraría nulo.


La mujer, menos ambiciosa, alegaba error al apreciar pretendidas virtudes o cualidadesdel futuro cónyuge antes de casarse. O sea, pensaba que el marido era cariñoso cuando, en realidad, era muy esquinado. O sea, grave error al consentir, lo que también provocaba que el sacramento se considerase nulo.

La esposa, en este caso, era la que tenía el dinero. El marido y sus abogados estaban muy interesados en conseguir la anulación por enfermedad mental, posible primer paso para una futura incapacitación y la declaración del sufrido esposo como tutor legal, o quizá el hijo (de 21 años) aspirante a numerario del Opus Dei.

Mi testimonio revelaba que la mujer padecía depresiones, pero descartaba esquizofrenia u otras patologías que restasen su capacidad dce juicio.

Para excluirme del proceso, no encontraron nada mejor que expurgar mis páginas web y mis publicaciones, donde, entre otras aberraciones, me mostraba firme partidario del uso de preservtivo como método anticonceptivo, especialmente en las relaciones adolescentes.

Recibí un certificado del tribunal eclesiástico cuyo titular, con rango de prelado, declara que, a la vista de mis escritos, yo poseía una moral incompatible con la ética cristiana. Quedaba así excluído de cualquier acto de la santa madre iglesia.

Al cabo declararon nulo el matrimonio a causa de que la mujer no estaba muy fina, aunque sin atreverse a declararla loca de remate. Nueve años después, bien anulado su casorio, sigue soltera y feliz.

Servidor, fuera de la Iglesia católica sin necesidad de apostatar. Ellos se lo pierden.

sábado, 24 de octubre de 2009

¿Obispos mujeres u obispos sarasas?


Obispa

Estos días me han golpeado varias noticias relacionadas con mi antigua religión. Fui excomulgado (o así) el año dos mil; ya lo explicaré en el siguiente post. No me causó tristeza. Cada día estoy más contento por ello, viendo cómo está el actual patio. Ni Monipodio lo tenía tan bien surtido.

Primera: El Vaticano acogerá conversiones en masa de anglicanos cabreados por las derivas liberales de su iglesia. Hay protestantes anglicanos que no aceptan la consagración de mujeres obispos, ni las bodas de homosexuales. Valoran que la iglesia católica jamás permitirá tales perversiones.

Segunda: Muchos de los anglicanos estropajosos son clérigos casados. La secta anglicana no exige celibato a sus sacerdotes y muchos de ellos caen en la trampa que les tiende el instinto. Si ahora se pasan al papismo, van a seguir manteniendo su cuestionable privilegio y, como que los católicos no admiten el divorcio, apechugarán toda la vida. Pero los conservadores anglicanos son así de tozudos, y, a pesar del regalo, están dispuestos a la conversión. Les mantendrán la mamandurria, el sueldo de vicario y las regalías por familia numerosa.O sea, seguirán ejerciendo de sacerdotes. No así los obispos anglicanos tránsfugas, que serán degradados a simples curas de a pie, también casados; no se admiten obispos emparejados. Será porque los papistas saben que mandaría más la señora que el prelado.

Los sacerdotes católicos de siempre, que renunciaron a sus novietas juveniles para ordenarse, sufrirán el agravio comparativo de verse obligados al placer (por llamarle algo) solitario, en comparacióncon los herejes competidores que no necesitan hacerse pajas. Se las hacen. Esto levantará ampollas.

Tercera: Un obispo (católico) de Canadá ha sido detenido por cargar pornografía infantil en su ordenador. El bujarrón episcopal fue pillado en la aduana de un aeropuerto, cuando su ordenador pasó una auditoría casual. En lugar de encíclicas papales aparecieron fotos de menores de edad, penecillo en ristre. Este hombre, Monseñor Lacey, fue responsable, en su momento,  de negociar un acuerdo con decenas de víctimas de abusos sexuales cometidos por religiosos católicos en su diócesis. El acuerdo obligó a la diócesis a pagar 13,8 millones de dólares a las víctimas de abusos que en algunos casos fueron cometidos en 1950.  Lacey será puesto en libertad tras pagar una fianza de 9.000 dólares y el religioso tendrá que mantenerse apartado de  menores... y de parques de juegos infantiles. El ordenador se lo han quedado los agentes de aduanas.


¿Cómo van a soportar los anglicanos reaccionarios tales querencias?  Huyen de los obispos mujeres (obispas, supongo) y caen de lleno en otra secta trufada de pedófilos. Obispo sarasa incluido. Háganse Amish, créanme.

martes, 20 de octubre de 2009

Un punto (o dos) de descoco

El mundo se acaba. Marge Simpson en Play Boy. Alicia Sánchez Camacho en Woman. Antes fue Soraya Sáenz de Santamaría en  El Mundo. Las ministras socialistas en Vogue... ¡Cuánta mujer casta incurriendo en innecesaria, bien que suculenta, exhibición.




No nos engañemos. Si hay que salir sensual y encantadora  han dado más juego las derechas  que las izquierdas. .Las ministras quedaron un si es no es con apariencia de frígidas. Las derechosas aportan mucho valor añadido que se adivina bajo unas poses intencionadamente desvaídas, a lo 'mujer fatal' de aquí te espero. La Camacho sugiere promesas de placeres infinitos, algo sórdidos a poco que se despoje de algunos velos.

Marge Simpson juega con ventaja. En una revista moderadamente guarrilla las reglas del juego son distintas y permiten licencias en las enseñanzas que no imagino en las políticas ibéricas.

El Sr. Rajoy criticó con crueldad  a las ministras socialistas. Calló, en cambio, con su ojito derecho Soraya Sáenz, cuyas piernas incitan a pensar en las columnas del templo esperando un Sansón. No me dirán que su mohín no refiere al que exhiben ciertas niñas viciosillas y morbosas.

Le sugiero al amigo Mariano que alabe los sensuales morritos de la elegante presidenta del PP catalán. No hable para nada de botox ni de silicona. Ya lo hizo un infausto cofrade sobre el que cayeron todas las iras del país de las maravillas. La niña Alicia ya ha amenazado con demandas si alguien insiste. No apostille tampoco la (para mí inquietante) aura de perversidad de su colaboradora más estrecha. Alto riesgo.

Si el líder gallego tiene que hablar de cosas peliagudas, o busca inspiración para tocarse, mejor recurra a la señora Simpson. Gallina (más) vieja hace (también) buen caldo.

domingo, 18 de octubre de 2009

Himen de recambio




Una empresa china, GIGIMO, ubicada en GuangDong (Cantón), pone a la venta en su WEB un producto realmente interesante. Un “simulador de himen” que, colocado a la entrada de la vagina, se desgarra con la penetración remedando el tacto de un himen lacerado in situ, al tiempo que destila “sangre” de tramoya en cantidad adecuada para que el poseedor del pene infractor crea, con orgullo, que es el primer usuario que circula por los santos lugares.

El engendro es una pieza que debe insertarse una hora antes de los festejos en el lugar pertinente. Con la humedad se hincha y se adapta al espacio que lo arropa. Dicen los entendidos que la vagina es un espacio virtual, que se manifiesta cuando los aditamentos satisfactorios se introducen y aposentan, mutando la virtualidad en realidad.





El himen es una especie de certificado de garantía, como un cuenta quilómetros que marca cero mientras el vehículo espera a su primer dueño.


Igual que un vendedor de coches usados truca los contadores de sus tronadas gangas, ciertas señoritas de ingle fácil gustan de zurcir sus rasgaduras a la hora de aportar sus candidaturas a una boda de rumbo con algún panoli de postín.

En las gentes romaníes, no me pillarán llamándoles gitanos, la demostración de la virginidad se encomienda a una “ajuntaora” que, con la asistencia de mujeres de la familia y vecindonas, tienta con una pieza (un cuchillo o un palo, según costumbres rituales) envuelta en un pañuelo con unos pliegues concretos. La rotura del himen (o de lo que sea) produce manchas sanguíneas que, al desplegar el pañuelo, se parecen lejanamente al diseño de tres rosas rojas.

En los países musulmanes un virgo incólume es requisito imprescindible. Ellos no han desarrollado la técnica gitana. Es el marido con su palo natural, nada de pañuelos, el que escarba en busca de impedimento, rotura y sangre. Se ve que el truculento “gadget” chino ha sido descubierto por las mahometanas, las cuales provocan una violenta oleada de paquetes discretos, vía Western Union, que han puesto moscas bajo la nariz de los islámicos burlados.  

Gigimo precisa que la membrana artificial y el líquido "no son tóxicas (...) ni tienen efectos secundarios". En las sociedades musulmanas conservadoras sí los ha tenido. Los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista que copa la cuarta parte de los escaños del Parlamento, y buen un puñado de teólogos e imanes se han movilizado en Egipto para que se prohíba el "kit".

En El Cairo fue Abdel-Moati Bayoumi, del Centro de Investigación Islámica quien emitió una fátua (edito islámico) que condena a los importadores porque "expanden el vicio y animan a las chicas a mantener relaciones ilícitas al saber que pueden "recuperar" su virginidad". El iman Yussef al Badri exige que aquellos que "vendan el himen artificial sean azotados, encarcelados o expulsados del país para que nadie se atreva a seguir su ejemplo".

Yo no me pondría tonto, que el profeta Mohamed (solo Alá es más grande) casó con una viuda. O sea, que eso de la virginidad no debería ser tan imprescindible ni importante. Como católico siempre he visto con indiferencia que mis mujeres no sean vírgenes. Yo tampoco soy San José.

jueves, 15 de octubre de 2009

No nos jodan con Colón





Noticia en “La Vanguardia” de hoy: "Una lengua secreta que explica su español tan incorrecto". Así presenta la web de la Universidad de Georgetown el sorprendente descubrimiento hecho por su profesora Estelle Irizarri: Cristóbal Colón creció bajo el Reinado de Aragón y su lengua materna era el catalán.
Esta teoría no es tan nueva, pero considero que es indignante que sea expuesta de forma tan pública, en un periódico serio y en la Web de una Universidad (Georgetown, Washington DC) tan conspicua que nuestro ínclito Aznar fue allí profesor de política. Bien es verdad que Aznar no cobró por dar sus clases, sino que tuvo que pagar por ello. Y no un precio bajo, porque la minuta incluye la publicidad en periódicos y el acarreo de público espurio contratado para llenar el aforo de las aulas y permitir fotos resultonas.. Si el público es de jubilados o homeless el precio es llevadero, pero una concurrencia de aparentes yuppies puede resultar en un pastón.
Sea como sea, es una universidad cara. No sé que habrán pagado mis coterráneos catalanes para que se publique un trabajo como ese de Colón. Supongo que lo mismo que una clase de Aznar con alumnado de premios Nobel.
Me jodería mucho que Colón resultase catalán.  Él lo omitió cuidadosamente en sus escritos, y bien que hacía, que ya en esas épocas los catalanes eran tenidos por gentes rastreras y egoístas que esquilmaban la bolsa de los mesetarios y perseguían con sus lanzas a quienes osaran hablar el  castellano (la lengua del Imperio) en sus insanos pagos.
Quizá lo hizo para no mancharnos más. Colón no sé de dónde era, ni me importa, pero me consta su inopia y su deslealtad. Llegó  a dónde nunca supo que llegó. Inició la cristinanización de los pobres indígenas, que para nada la habían pedido. Se trajo unos cuantos para enseñarlos como trofeos. Casi mató a sus hombres de hambre y de escorbuto. Se quedó con la recompensa para quien viera primero tierra, pues dijo que él había avizorado la costa desde su ojo de buey antes de que Rodrigo de Triana cantara la noticia. Exigió tantas prebendas y dineros que, a la postre, los Reyes Católicos se enfadaron con él. Acabó peleado con todo el mundo.
Y aún así...Un Colón catalán jamás va a ser aceptado por las instituciones españolas de allende el Ebro. Si hubiera sido gallego, o murciano, tira que te va. Pero catalán no se admitirá. Colón era un cabronazo, pero quizá no tanto como para creerle catalán. Supongo que los catalanes nos hemos ganado trabajosamente el desamor del resto de los españoles, hasta el punto de que muchos de los españoles no nos admiten como tales, a la par que muchos catalanes no se sienten para nada españoles. Yo mismo me siento más ingushio que español; o siberiano que tanto me da.
Ya va bien. Sería interesante que los españoles se declarasen independientes de Cataluña que nosotros, pobrecitos, ya nos arreglaríamos como pudiésemos. Y si no quieren independencias,  allá películas. Los modelos autonómicos dan para bastante (siempre que se arreglen los terroríficos desequilibrios que penalizan a los perversos catalanes).
O sea, que Colón catalán, nada de nada. Se lo regalamos a los genoveses, o a los castellanos, o a quien quiera confitárselo. Los de Georgetown, calladitos, por favor. Incluso les dejamos que se lo queden para ellos. Colón washingtoniano. Y les damos a Aznar como “torna”.
Torna”: barbarismo catalán intraducible que esas gentes emplean para nombrar una especie de “añadidura”, un trozo de carne de mala calidad por ejemplo, que se añade al producto principal (solomillo en este ejemplo)  para completar el peso (bajando el precio).

sábado, 10 de octubre de 2009

La (rara) satisfacción de vivir en Barcelona




Un periódico tan poco tremendista como 'La Vanguardia' comenta la creciente suciedad de los barrios de Barcelona.

Pero... Ayer mismo, nuestro glorioso Ayuntamiento proclamaba que, según una encuesta propia, los barceloneses estábamos muy orgullosos de la ciudad y satisfechos con su limpieza. Las papeleras desbordadas, pintadas en los semáforos, orines en las esquinas, bolsas de basura desparramadas, excrementos en los parques, pegatinas en las fachadas, alfombras de colillas y chicles ennegrecidos sobre el pavimento... No cuentan.

Supongo que la encuesta se efectuó entre los abundantes paniaguados que ejercen como funcionarios o contratados en ls nómina consistorial. Son estómagos agradecidos prestos a dar gritos de ritual y vivas a la madre del alcalde. Quizá se eligió una submuestra de personas ciegas con anosmia (sin sentido del olfato).

Barcelona es ciudad franca para perros defecadores con dueños desahogados, prostáticos de vejiga inquieta, borrachos de toda laya, meones y vomitadores compulsivos, destructores de botellas de vidrio (estrellándolas en el suelo), apedreadores de farolas, arrancadores de bancos públicos,  reventadores de bolsas de basura (bien por necesidad, bien por divertimento), destructores de parterres, pegadores de chicle, conductores fumadores que descargan sus ceniceros aprovechando la parada en un semáforo, anunciantes de todo pegando papeles en cualquier fachada (con preferencia por las de valor artístico), pintadores de grafitti capaces de teñir las estatuas si les parece grato a sus asquerosos gustos artísticos...

Los ciudadanos que no pertenecen a ninguna de estas tribus andamos con cuidado, en forma defensiva, tapadas las narices y ojo avizor para no resbalar con una caca de perro, prietas las filas y sólidamente camufladas las carteras donde colocamos el dinero que nos queda tras pagar las tasas de limpieza y recogida de basuras (entre otras tan creativas y patéticas como las anteriores).

Los aprovechados que han embolsado sacas de oro con las contratas derivadas de los atentados cometidos en la ciudad (empezó con los juegos olímpicos y tuvo reválida de cum laude con el 'Forum') dicen orgullosos que Barcelona es muy apreciada por el turismo a causa de sus construcciones de diseño y lo acogedor de nuestra ciudad. Y lo dicen sin descojonarse, como si tuviera algo de verdad.

También es la meca de los carteristas sudamericanos, descuideros rumanos, tironeros magrebíes, sirleros de cualquier nacionalidad, alunizadores de joyerías, atracadores de pequeños comercios, estafadores nigerianos, sicarios albano kosovares, asesinos colombianos, y policías mexicanos. No sigo, que no soy xenófobo ni racista (como fácilmente se nota).

Sin hablar de las putitas negras y las putazas de países del Este, controladas por sus respectivas mafias, las cuales, además, van adueñándose del comercio justo de la cocaína.

Créanme que algo huele mal en Barcelona. Aquí al pobre Hamlet ya le habrían robado la calavera de Yorick.Los que sí se descojonan son los Mossos de Esquadra cuando, en sus comisarías, reciben a las cohortes de turistas desvalijados, que pierden una tarde para poner las denuncias y ser informados de que 'se hará lo que se pueda'. La pena es que no hay policías por la calle. Están todos en las comisarías tramitando denuncias con que llenar las papeleras al final del día.

NOTA: una vez publicado este post me doy cuenta de que he puesto 'papeleras' en lugar de 'archivos'. Lamento la errata, y me descojono disculpo con esta nota de rectificación.

El cabrón tira al monte



Noticia de "20 minutos: El juzgado de instrucción de guardia ha decretado el ingreso en prisión sin fianza del 'segundo violador del Eixample', Alejandro Martínez Singul, por los delitos de intento de agresión sexual y de robo con violencia e intimidación a una niña de 12 años a la que presuntamente trató de violar el pasado 1 de octubre.

No tengo claro cuál de los 'violadores del Eixample' es el que acogotó a mi hija María Helena, en 1988, en el ascensor de mi casa. Sospecho que fue el primero, Maíllo. Dos días antes había agredido a la hija de unos amigos y la obligó a ponerse el pene en la boca, corriéndose a continuación. Debí actuar, como psiquiatra infantil, consolando a la niña y limitando su ansiedad.

Por suerte para mi hija, de 9 años,  una vecina que bajaba por la escalera escuchó sus gritos y atisbó lo que sucedía en el ascensor. El 'violador', con el pene fuera, salió del ascensor e intentó huir. Se lió con la apertura del portal, complicado en una casa modernista del siglo XIX, y debió pedir ayuda a voces para escapar. La vecina le abrió la puerta de la calle, y el hombre huyó.

Mi perro FUM, un bóxer perfectamente entrenado, ladraba tras la puerta de nuestra vivienda apenas a 10 metros del ascensor. Yo mismo, en el piso contiguo del rellano, estaba visitando a mis pacientes. Salimos al escuchar el escándalo. Todo había terminado y el maldito agresor había huido.

Al principio me sentí muy mal por no haber podido pillar al monstruo. Después, más frío, agradecí no haberle hallado con las manos en la masa. Estoy seguro de que, entre FUM y yo, le habríamos inmovilizado. Creo también que yo le hubiera matado.

Habría destrozado mi vida. Bien es verdad que el goce no lo hubiera quitado nadie. No es menos cierto que me hubieran condenado por homicidio.

Maíllo, el primer violador del Eixample, detenido y condenado, fue al fin liberado con una enfermedad degenerativa grave y murió al poco de su excarcelación. Martínez Singul, el segundo monstruo de la saga, no se comporta de forma tan digna de elogio.

Deseo con toda mi alma que esta vez sea condenado de por vida, o que sus condiscípulos carcelarios le apliquen las accesorias que los violadores de niñas suelen disfrutar en ambientes patibularios. Normalmente les dan por el culo con fruición tras apalizarles. A veces les despachurran. Por mí que no se priven.


.

domingo, 4 de octubre de 2009

Barcelona de día


Este sábado hicimos una excursión hasta Montserrat. Santuario de la virgen morena. Benedictinos, la misma orden del Valle de los Caídos. Los de aquí son la quintaesencia de la catalanidad. Los de allá, mascarones del nacionalcatolicismo español. Perros de la misma camada no se muerden. Menea la cola el can, no por tí sino por el pan.

Bin me pregunta acerca de mi querencia por nombrar refranes extraños. Le explico que, en el fondo, son oraciones a Dios. Asiente. Viggo pregunta si en Montserrat hay osos. No, por ahora. Habrá, me dice. Quiere hablar con el que manda en Montserrat para proponerle un buen negocio. Osos del Cáucaso para soltar entre las rocas. Comederos ad hoc en lugares estratégicos, con zonas de observación para turistas. Acondicionarles las cuevas, previa expulsión (o sacrificio) de los ermitaños (escasos) que allí escuchan crecer su pelo. Un buen aliciente en épocas de crisis y pérdida de valores espirituales. Le digo que no colará. Bin también disiente. Prefiere dedicar Montserrat a mezquita mayor de Cataluña el día que los prolíficos magrebíes de origen, e islámicos de religión, superen ampliamente a los escasos catalanes que aún procrean en estos lares, acogotados por los impuestos de los socialistas y por los embustes del PP catalán, el más tardofranquista de todas las españas.

Nos recibe el abad ante el anuncio de la presencia de unos personajes importantes que ofrecen una limosna de cien mil euros, en negro, para la limpieza de la virgen. Viggo le trata con gran pompa, santidad arriba, santidad abajo. Bin le regala una biblia protestante que robó de la mesita del hotel con intención de quemarla.

Pasamos al refectorio invitados a comer. Frugalidad de nueva cocina, recetas asesoradas por Ferrán Adriá (que sospecho ateo). Agua del grifo. Bin pide te y se lo traen. Me dice por lo bajo que vaya te más soso.

Reunión en la sala capitular. Asisten el prior, con cara de dispéptico, y el ecónomo algo ansioso. Ha olido dinero y parece que el pobrete tiene que hacer malabarismos para que los monjes puedan comer caliente cada día. Pasa las noches cuadrando libros de cuentas, que no cuadran, lo que le impide ir a maitines. Otros monjes le critican por su pertinacia en no orar de noche y por no cavar cada día en el huerto.

Viggo les propone el negocio de los Osos, así como darles una franquicia para guardar en sus sótanos ciertos materiales que él exporta a muchos países y que hallarían en Barcelona un perfecto punto de enlace. Ellos, los hombres de Viggo, se ancargarían de todo: horadar los túneles, acondicionar los pasos subterráneos y las naves totalmente fortificadas donde guardar sus materiales. Las ofrecería a los monjes para protegerse en caso de ataque nuclear o de invasión islámica. Bin se parte de risa ante lo que cree un chiste de su amigo. Los monjes ríen también porque están contando dinero mentalmente.

Viggo ofrece también un contable judío, de toda confianza, para llevarle todo al ecónomo, incluso ir a maitines si se tercia. Se hará todo muy rápido, y las obras de los túneles se solaparán con el adecentamiento de la montaña como reserva de osos de la humanidad catalana. De paso apuntalarán toda la montaña para que no se derrumben dos o tres picos cada vez que llueva. Las fotos de la última inundación le incitan a proponer un spa en los hoteles de celdas cabe el monasterio, así como un servicio de naves cohete tierra - tierra, tripulables, para rescatar a los inconscientes que suben al santuario en la época monzónica. Todo es aceptado.

Por la tarde, vuelta a Barcelona. Visita al segundo museo más visitado. El campo del Barça. Unos pocos miles de euros nos allanan el camino y mis invitados pueden saludar a sus correligionarios Keita, Ibraimovich y Abidal. Luego nos invitan al palco, con la flor y la nata de los advenedizos propios de la era Laporta. Su suegro, Echeverría, le confería una leve pátina de abolengo (rama franquista). Pero al separarse de la hija del autarca (hasta aquí puedo leer) le dejaron caer. No parece mal tipo, pero, a su alrededor, los amigos de toda la vida van cambiando la confianza por el odio zoológico y el levantamiento de falsos testimonios acerca de asuntos que, si no fuera porque son inciertos, nada desmerecerían de los que se cuentan de Ronaldinho la nuit.

Gana el Barça con apuros. Salida rápida. Robert nos recoge. Nueva cena en Casa Leopoldo. Surtido de langostas y bogavantes, espardenyes con huevo estrellado, sepia con albondiguillas, regado todo con te blanco supremo del Penedés. Postres variados. Salida triunfal con cánticos regionales caucásicos a voz en grito. Robert nos recoge y amenaza a su jefe con dispararle si no se calla. Viggo se indigna pero calla. Bin se duerme. Subida por las Ramblas, donde Canaletas está reconstruída. Abrazos de despedida y lágrimas de no sé qué (el vino, supongo). Viggo ya no se acuerda de su enfado anterior.

Mañana ya se irán. Me ruegan que avise al guardia civil, que les da una cierta confianza. Así lo hago. Dentro del avión, Viggo abraza al mando y le promete el envío de unas muestras de alguno de sus catálogos. Le mandará un surtido de armas automáticas de última generación, mientras el otro esperará unos tarros de mermeladas caucásicas. Se lo aviso mientras me lleva a la terminal. Me piden un taxi.

Dejo el desbarajuste de estos días, para volver a mi caótica normalidad.

martes, 29 de septiembre de 2009

Barcelona de noche


Estatua humana (o no)

Tras el fracaso de la cena en la terraza de las ramblas, nos adentramos en el Raval. Camino expedito: calle del Hospital hasta legar a un portal que nos  lleva hasta la de San Rafael. Casa Leopoldo. Poca coña.Yo ya iba allí en la década de los cuarenta. Leopoldo, entendió lo que gustaba de comer a la gente desde 1929. Menú económico al mediodía, pescado y marisco por la noche. En temporada de Liceo (a cuatro pasos) lleno diario de gentes de esmoking pelando langostas con las manos. Raciones asesinas. Calidad suprema de las piezas.

Luego lo llevó Germán, el hijo. "El Exquisito" fue su mote taurino. Ahora la nieta, "la nena". Rosa Gil. Casa Leopoldo es el lugar sagrado de cierta intelectualidad, Vázquez Montalbán el más entrañable. Terenci Moix, el icono gamberro y mal pagador.

Bin y Viggo dicen que no haya cerdo en la comida. Les explico que hasta el jamón es de pescado, y se lo comen tranquilos. Unas gambitas (más de cien), lubina al horno y rabo de toro. Postre, helados. con frutas en almíbar. Te frío para todos (Albariño). Robert nos viene a buscar a la puerta con el coche, y paseamos por las callejas del Raval (ventanillas subidas, el coche blindado) entre vagos, maleantes, narcotraficantes y escoria no filiada.

Parada cerca de la estatua de Colón. Paseo desde la parte  baja de las Ramblas hasta la plaza Real. Decenas de negritas proponiéndonos toda clase de manualidades y oralidades. Algunas levantan su minifalda  y predican en chino ("Chochín,  chochín"). Hablo con ellas para valorar la (maloliente) oferta. Bajan hasta 10 euros al entrever desinterés. Al fin dicen que les llevemos a un bar y les paguemos un bocadillo. Quieren hacernos unas pajas en el bar para darnos las gracias. Les digo que no se molesten, que ya nos las haremos nosotros, que estamos acostumbrados. Al salir del bar vienen chicas rubias y de ojos azules. Rusas, dice Viggo. En realidad son búlgaras, rumanas  y macedonias. Rusas, sigue diciendo Viggo. Para él todas las putas rubias son Rusas. Y lo recíproco también.

De cerca acechan los rufianes. Rumanos y albaneses. Robert les vigila desde una distancia prudente. Hablo con ellos de forma educada. no sin advertirles que Robert es un sanguinario caníbal ucraniano y que será mejor no abrirle el apetito. Robert entreabre la gabardina y deja ver un lanzagranadas cebado. Los proxenetas se miran entre ellos y declinan cualquier acción. Caminamos entre ellos y ellas. Buen rollo aparente. Plaza Real. Moritos lateros, menos peligrosos que los tironeros pero más pertinaces. Turistas meando en las paredes. Moritos vendiendo costo. Borrachos comprando de todo y meando sin mirar. Uno de ellos moja a Viggo. Robert le agarra por el pito, se lo tuerce y dirige el chorro hacia su propia boca. Está tan borracho que no atina a parar. Luego Robert le arrastra  hacia los contenedores de basura (todavía teniéndole la chorra) y lo tira donde los restos orgánicos. Nos vamos, que el ambiente está cargado.

Coche, Ramblas arriba. Robert no se pueede contener y dispara una granada hueca por la ventanilla. La fuente de Canaletas a tomar por el saco. Habitual en nuestra ciudad. La destrozan cada vez que gana el Barça. Bin se adormece. Demasiado te. Vamos al Claris. Le llevamos a la habitación y se pelea con la momia. Robert le da unos toques en la cabeza con un escriba sedente, lo que le aplaca. Luego lo mete en la cama. Mañana será otro día e iremos al Camp Nou.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Amigos en Barcelona


Sensacional. Viggo y Bin (le llamo así para no despertar alarmas en los buscadores de líos) han venido a Barcelona. Número de circo en el aeropuerto. Tengo un íntimo amigo, mando de la guardia civil, al que pedí que les fueran a buscar al avión, aún en la pista, y les escoltasen hasta la sala VIP para encontrarnos. La entrada triunfal de los guardias en el aparato con un cartel en el que constaba solamente el nombre de Viggo causó conmoción. Bin, educado, adelantó las muñecas para el espose. Los guardias, pensando que era un saludo regional, también le alargaron las muñecas antes de cuadrarse y saludar a lo militar. Les llevaron al coche oficial, donde les esperaba el mando, quien los saludó de mi parte y los acompañó a la terminal. Robert, el armenio, fue con ellos. Simpatizó con el guardia, y le contó sus antecedentes como mando en el ejército Rojo. Quedaron en verse.

Sala VIP. Viggo y Bin, aún conmocionados por la visión de los tricornios, se desploman en un sillón y tengo que facilitarles oxígeno. Aclaramos el entuerto, y me insultan gravemente. Tras el tercer lingotazo de oxígeno se calman. Bin tomó un coñac pensando que era te de manzana. No le saqué del error. Viggo, cuatro tes.

Coche negro, discreto, Robert conduce. Los guardias nos traen las maletas que ellos mismos han rescatado del habitual pandemonium. Hay una de más, que han cogido por si acaso y porque les ha parecido muy bonita. Nos dirigimos al Hotel Claris, a dos pasos de mi casa, y  que pertenece a un empresario coleccionista de obras de arte del antiguo Egipto. Estatuas y momias (auténticas) en cada suite. Originales de Andy Warhol en el bar. Conserjes negros de uniforme victoriano.

Tiempo de descanso. Salida para comer. Ropa de camuflaje. Viggo y Bin, de turistas yanquis. Pantalones cortos y arrugados, camisa tipo mambo y gorrita de bofetón.  Tapas selectas en el Paseo de Gracia. Cerveza para todos (que Bin confunde con te chino). Precios de escándalo. Cada jarra 10 €. Camareros desagradables. Tapas desangeladas. Barcelona, al fin y al cabo.

Primera visita, casa Batlló y casa Amatller. Una de Gaudí y otra de Puig i Cadafalch. Viggo se interesa por el precio, quiere montar delegación en Barcelona. Bin dice que ha estado en jaimas más bonitas.

Luego Sagrada Familia. Viggo y Bin preguntan si los japoneses viven allí, por la cantidad que llega a haber. Les cuento que son los que la financian. Al final, quizá, la llevarán a Japón. Bin analiza cuidadosamente cuántos aviones serían necesarios para demolerla. Le explico que están construyendo el túnel del AVE a dos metros de los cimientos. Que espere unos meses y será demolida por mor de la incuria municipal. Quiere conocer al alcalde para abrazarle. Viggo no entiende por qué hacen el tunel por el camino más recto, que es el que menos comisiones dará a los munícipes corruptos. Sospecha (Dios no lo permita) que son honestos. Le recuerdo que la incompetencia es más poderosa que el cohecho. Se hace cruces, bueno, medias lunas.

Bus turístico. Terraza del bus. Sol de justicia. Llegamos al Parque Güell  sudorosos. Ochenta por ciento de humedad; Bin prefiere el desierto. Robert nos ha seguido en el coche negro, con aire. Nos metemos dentro a reponernos. Parque, saludo al dragón policromado que lo cela. Lástima, hoy no hay bárbaros dándole martillazos. Solamente japoneses haciendo fotos. Pasillos de estalagmitas, columnas sosteniendo una plaza bordeada de cerámica rota y vuelta a pegar. Bin agradece la ausencia de figuras humanas. El dragón no cuenta.

Coche negro. Vamos al teatro antes de cenar. "Circo de los Horrores". Viggo enardecido, vitorea a los vampiros. Bin escondido debajo de la butaca, muerto de miedo. Robert, disimuladamente, desde la última fila va matando actores que le parecen sospechosos. Arma corta, computadorizada y silenciosa, con apariencia de bollicao. Dispara mini cápsulas con escopolamina. Nos vamos cuando el elenco va menguando y antes de que descubran los orificios de los balines.

Ramblas. Estatuas humanas con pinta de deshechos de un psiquiátrico muy perverso. Debo ponerme serio con Robert, que ha degollado a dos que le parecieron especialmente repulsivas. Viggo se encara con una estatua de Putin y le habla en ruso. Putin le pide un euro, si no, no habla. Robert le agarra de un dedo y le hace hablar a voces. La gente aplaude y da euros a Robert. El armenio sostiene que por cien euros le degüella en público. Me los llevo de allí antes de acabar la animada colecta, que recoge Putin como puede y huye despavorido.

Vienen los niños magrebíes y quieren arrancar la mariconera de Robert. Tres golpes de karate (o así)  antes de que Bin imponga paz, riña a Robert por su furia, levante a los niños del suelo y les hable en árabe de lo grande que es Dios. Un niño le da una patada en los huevos antes de huir. Robert, un poco picado por la regañina, le dice a Bin que nada sucede sin que Dios no lo permita. Viggo impone su autoridad y propone un te de menta en una de las mesitas que los bares instalan en el paseo central de Las Ramblas. Bin, un poco encogido,  acepta sorprendido con la variedad de tes que hay en Barcelona.

Lo mismo que en el Paseo de Gracia, pero más arrabalero. Consumición mínima una paella  y cañita de cerveza.  (58 euros cada uno).  Protestamos firmemente y nos mandan unos matones albano-kosovares. Robert, que es más bien bajito, por cierto, les quita las armas sin despeinarse y les amansa con unos golpes certeramente aplicados con la paella del arroz. El camarero, lívido, pregunta si aceptaríamos un descuento. Demasiado tarde, dice Robert antes de hacerle comer la paella (la pieza de hierro, no el arroz que es incomible).

Mañana les contaré nuestras andanzas con las putitas negras, con unas rumanas y sus rufianes, y nuestra visita al museo del Barça.

martes, 22 de septiembre de 2009

La estrategia funciona


Adios. ¿Hasta cuando?


Decía en el post anterior que el Millet buscaba, con su carta, acceder a mejor trato por parte del juez. Lo que fue una interpretación mía el mismo día de la "confesión" fue ratificado, al día siguiente, por uno de sus abogados. Sr. Pina.

Consideraba yo que la "confesión" era ful, o sea, trucada. Pero mucha gente está de acuerdo en que el fin pretendido, librarse de la trena, es perfectamente posible tras la publicación de este engendro retórico.

Mientras tanto, los cantantes del Orfeó Catalá (recordemos que el Palau, originariamente, fue la sede de la agrupación coral) pasándolas putas, con pocas dietas, escasos medios y precariedades varias. El jefe, bien, gracias. De vacaciones en Dubai y las Seycheles a medio millón de euros el circuito.

Más cosas curiosas: el secretario (un abogado) del consejo de administración mandando cartas explicando al Montull (el secuaz del Millet) cómo maquillar las cuentas para despistar a Hacienda. Se olvidó el buen hombre de que, en el nuevo código penal, existe la hermosa figura de "colaborador necesario" que convierte en delincuentes (y no "asesores legales") a los letrados que explican esas cosas a sus clientes.

Otra: los síndicos de cuentas que dicen haber descubierto cosas raras en 2002, y haber informado a los patronos del Palacio: el "conseller" de justicia, el alcalde de Barcelona Sr. Clos, y el presidente de la diputación. Nadie se dio por enterado. Parece que el Millet mandó una carta diciendo que las irregularidades ya estaban subsanadas o a punto de subsanarse.

Decía en mi anterior post que Millet provenía de una familia rancia de la burguesía catalana. Más o menos, de la democracia cristiana. El abuelo fundó el Palau en 1908. El padre lo dirigió durante el franquismo. Creo que fue en el cincuentenario, 1958, que en el acto protocolario de conmemoración, se incluyó una comida tras la que Millet (padre el actual) pronunciaría un discursito instando al brindis. El delegado gubernativo le advirtió que el discurso lo hiciera en castellano o, de lo contrario, le esposaba allí mismo y detenía a todos los asistentes. Millet padre, se levantó, alzó su copa, y permaneció en silencio... hasta que los asistentes le aplaudieron y vitorearon entre lágrimas de emoción.

El nieto, el Millet descarriado, es patrono de la FAES en Catalunya. La fundación del Sr. Aznar donde (para mí) se conservan las esencias de un espíritu que más tiene que ver con la unidad de destino en lo universal que con la cultura catalana.

En Cataluña es notorio que las fortunas burguesas las amasa el abuelo, las consolida el padre y las dilapida el nieto. Millet nieto ya había dado muestras de su ralea cuando participó en Renta Catalana, una pirámide tipo Maadof que pulverizó los ahorros de crédulos catalanes capaces de confiar en rentabilidades mágicas en manos de sinvergüenzas con buen marketing. La tesis que sus abogados manejaron (y que les absolvió) fue que ellos, pobretes, no querían hacer las cosas mal, sino que se equivocaron en las inversiones. ¿Les suena eso de los "errores"?

Maadof habría hecho mejor montando su mafia en España que en Nueva York. Los panolis son igual de crédulos y los jueces mucho más comprensivos.

¿Irá el Millet a la cárcel? Se admiten apuestas.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Confesión de mal pagador



El Sr. Félix Millet ha visto publicada en La Vanguardia una carta que ha mandado al juez instructor de su causa. La emisión de tal documento habrá sido recomendación de su abogado, supongo que con la idea de quitar hierro al asunto y buscar atenuantes tales como arrepentimiento, confesión, reposición de daños. 
Tanto el Sr. Millet, como su letrado, Sr. Molins, pertenecen a un estrato social concreto, tirando a muy alto, cuyos miembros comparten clubes sociales, intereses, vicios y virtudes. Unas cien familias, dicen los rumores. Los pertenecientes a este subconjunto suelen mirar para otro lado cuando algún niño mal de casa bien se descarría. Hoy por tí, mañana por mí. Sus enfrentamientos no llegan más allá de juntas directivas para los círculos, tipo Ecuestre o del Liceo, o por derechos de pernada con alhuna amante.  No llega el agua al río. Comparten el pan y la sal en los mejores consejos de administración.


Son poco amigos de aceptar sobrevenidos, desclasados tipo Jesús Gil, aunque a veces consienten en aceptar su pasta y acabar mofándose. El ex presidente del Barça, Sr. Núñez, se sienta en el banquillo por un tema tributario y no teman que haya movido ni una uña alguno de los conspicuos burgueses que callan y miran con simpatía al Millet. Claro que los compinches de presunta estafa del Núñez son el apestado de la Rosa y el abogado Folchi, ambos con un pasado de vacaciones carcelarias. Intrusos absolutos y, además, pillados in flagranti. No es malo delinquir. Lo jodido es que te pillen con las vergüenzas al aire, y más si tu casta es la de los piojos resucitados.

Creo que el Millet, en su carta, debe de haber pensado por su cuenta desoyendo a su abogado. Cobra demasiado el Sr. Molins como para cometer lo que (para mí) son palmarios errores semánticos. Por ejemplo:
  • Llamar "equivocaciones graves" a ciertos actos suyos que podrían definirse mejor como "delitos".
  • Alegar que la ocultación de dinero negro es algo tan frecuente que ni vale la pena tenerlo en cuenta. Pienso que también es un delito, y grave.
  • Decir que hacía las cosas sigilosamente para que no malpensaran  los demás. Mejor haría en decir que de noche todos los gatos son pardos, y que mientras no le pillaran tampoco se trataba de presumir.
  • Decir que medio millón de eurillos que gastaron él y su compinche en "viajes" fueron una especie de compensación, unos "bonus" por el trabajo bien hecho. Yo más que una gratificación lo llamaría un latrocinio. Cosas mías.
  • Hablar de arrepentimiento. Hubiera preferido espantada o cobardía. A buenas horas.
  • Presumir de haber devuelto 1800000 € al juez, sin decir que este dinero lo descubrieron los Mossos de escuadra en una caja de seguridad bancaria, abierta por orden judicial. Eso se llama "hacer de la necesidad virtud".
  • Alardear de haber impedido una operación comercial de compraventa de un edificio, comprado a su nombre (con dinero del Palau, he entendido) y revendido al Palau por el doble de su valor. Lo triste es que lo impidió al día siguiente de haberse destapado el pastel. No el día antes.
  • Poner su patrimonio a disposición del juez. ¿Qué pensaba que haría el juez? ¿delarle marchar sin embargarle?
En resumen: presentar como actos de nobleza y arrepentimiento  lo que no son, a  mi manera de ver, más que excusas tediosas e inoportunas, al tiempo que se pretende pasar como alguien que se equivocó "mas en las formas que en el fondo". O sea, un borrico, no un chorizo. Un borrico que sabía que lo que hacía estaba mal y que puso amplios medios para ocultarlo. Por suerte, borrico al fin y al cabo, dejó groseras huellas que llamaron la atención a los inspectores de Hacienda.


La estupidez no es un atenuante. Los tontos con iniciativa son peligrosos pero, gracias a Dios, imputables. De momento le han levantado tres millones y medio de euros, más o menos. Veremos lo que inventa el Millet para cuando vayan saliendo más esqueletos de sus armarios.

martes, 15 de septiembre de 2009

El Juez y la Notaria


'Yes, We Can' (hacer el ridículo)

Publican los periódicos de Barcelona la comparecencia judicial de un matrimonio que va a la greña. ¿Por qué este caso, tan manido y zafio como la mayor parte de refriegas entre parejas, alcanza portadas?

Quizá sea porque el marido pertenece al cuerpo judicial y, hasta la debacle, oficiaba como juez decano de Barcelona, en tanto que su señora es titular de Notaría. Tengo para mí que  un Juez y una Notaria deberían emanar un halo de dignidad, respeto por las leyes, o, cuando menos, maneras.

Pero sigue siendo cierto que picha tiesa no cree en Dios. El juez, al parecer, tuvo escarceos con una señora ajena a la familia. La notaria no dudó en contratar detectives para esclarecer las dudas que, en estos casos, son fácilmente percibidas por las esposas. Unos calcetines de distinto color, olor a pescado en los calzoncillos... son muchas las pistas que los varones suelen dejar a lo largo de sus desviaciones.

Los detectives, si son de postín (o sea, carísimos), aportan cosas increíbles para los profanos: fotos, grabaciones, videos tomados en los hoteles, recibos, billetes de avión, etc. Lo más dramático suelen ser las fotos de la pareja entrando en el templo del fornicio. En casos exquisitos, los espías llenan con cámaras ocultas  la sala del tálamo, lo que produce material digno de ser enviado al pornotube.

Nadie ha dicho nunca que las notarias (ni los notarios) estén hechos de distinta pasta que cualquier cónyuge burlado. La esposa herida decidió poner los puntos sobre las íes.

A partir de ahí, versiones contradictorias. Según ella, el marido no quiso oír hablar de divorcio y la empujó bruscamente contra la pared, Ella contraatacó para defenderse. Según el encausado juez, fue ella la que se le tiró encima (además la dama es cinturón marrón de karate) y pretendió agarrarle las pelotas, con lo que el buen hombre tuvo que calentarla un poco para evitar la cercana castración.

Después, el vodevil. Mossos de escuadra llamados, un piso que no se abre, escenas de ansiedad, escándalo público y denuncias mutuas.

El juez promiscuo, antes de esa historia, estaba en perpetuo rifirrafe con los Mossos a causa de algunas filtraciones. En Barcelona, ni los jueces ni los Mossos tienen la buena imagen que, a priori, deberían tener. Se cruzan invectivas y veladas acusaciones. Mi abogado me recomienda decir que yo sí los tengo en mucha estima y consideración.

El caso se ha filtrado. Al juez rijoso lo apearon de su decanato y, ahora, en vista por violencia conyugal, veremos qué sucede. Ante el lío de versiones, es factible lo salomónico. Unos meses de cárcel a cada uno (que no se cumplen), un poco de tierra encima, y a otra cosa.

La ciudad de los milagros sigue produciendo mitos urbanos.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Muñecas para niños (grandes)






Muñecas japonesas para jugar (no las niñas, por supuesto)
Detalle de preferencias pilosas (a elegir)



Cuando coloqué la foto de un prostíbulo japonés en mi post anterior, pensé que sería interesante explicar las características diferenciales de este tipo de negocios en Japón.

Debemos partir de la base de que la religión (o lo que sea) que se maneja en Japón, el Sintoísmo, no contempla el concepto de pecado, ni ve ningún impedimento para la práctica del sexo sin ataduras.

Con una larga tradición de interés de los hombres por las mujeres muy jóvenes, Japón es uno de los países con mayor cantidad de Web de pornografía infantil. Muchas niñas en edad escolar, de 12 años en adelante, se consideran afortunadas si consiguen un hombre mayor que colme sus caprichos (ropas de marca, maquillaje, perfume, etc) a cambio de concederles momentos de placer sexual. En 2003 estalló una especie de escándalo cuando se descubrió una red de adolescentes para ricos señores mayores, dirigida por un director de instituto escolar. Niñerías.

Existen tiendas de ‘fetiches’ para gente que gusta de estas cosas, y entre los productos más esperados están las braguitas de niña (sucias y olorosas, son envasadas al vacío), compresas o tampax usados. Las jovencitas acuden a las tiendas para cambiar sus deshechos por vales que les permiten acceder a calzado de marca o similares.
 

Las mujeres, en Japón, suelen tener ‘gancho’ hasta poco más de los 20 años. Después solamente sirven para el matrimonio, clásico, rito sintoísta, concertado por las familias. Las más cultas intentan estudiar en el extranjero, y mantienen una vivaz vida sexual hasta los 30 años más o menos. Si se casan en otros países, resultan normales en relación con las costumbres de su país de adopción. Pero, si se sienten japonesas de verdad, hacia la tercera decena dimiten de sus puestos en América o Europa, ponen fin a carreras profesionales brillantes, y vuelven a Japón para casarse con algún treintañero propuesto por sus padres. Las chicas ponen fin también a su vida sexual, en la mayor parte de los casos.

A los treinta y pico, las nenas ya no son deseadas. Pueden mantener su encanto aniñado, pero no pueden competir con la amplia oferta de niñas de verdad. La japonesa casada suele hacer el amor conyugal las dos o tres veces (en su vida)  que servirán para la procreación. Y se acabó. Intentad preguntar por estas cosas a vuestros amigos japoneses, y normalmente lo negarán con excusas. Si les habéis suministrado suficiente bebida espirituosa cantarán y explicarán detalles escabrosos. A las amigas japonesas no les preguntéis. Limitaros a follar cual conejos, que el fin del mundo está cerca.

Así como las esposas japonesas pasan a engrosar el infinito universo de esposas de todos los países expertas en masturbación, los hombres japoneses, dependiendo de sus capitales, siguen practicando el coito dos o tres veces por semana. Prostitutas por supuesto. Si el capital es de los que cotizan en bolsa, niñas de secundaria. Entre los 10 primeros de Forbes, Gehisas de verdad. Mínimo 6000 € la velada, más comida, bebida y local.

Las prostitutas comunes se agrupan en burdeles que más que casitas son barrios enteros con edificios descomunales semejando un complejo fabril o una zona comercial de extrarradio. Cada uno sabe en qué piso y habitación debe buscar su favorita, aunque puede escoger en los amplios y detallados catálogos de recepción. Como que la prostitución mercenaria, por dinero, está prohibida, el pagano debe acceder antes a las tiendas de la planta baja, que tienen un aire de listas de boda del Corte Inglés. Allí el cliente elige un regalo, paga, y le dan el vale que acredita que el regalo puede ser recogido.

Estos vales son los que se entregan a las asistentas tras el desahogo. Ellas suelen cambiarlos, a su vez, por dinero. Pero nadie puede decir que han follado por dinero. Si acaso por un minipimer, que, como ya tienen muchos, canjean por efectivo.

Algo similar pasa con el juego. Los japoneses incluyen muchos ludópatas del ‘pachinko’ un juego de tragaperras detestable en el que solamente interviene el azar. Se juega con bolas de acero, las cuales deben ser adquiridas e introducidas en la máquina para que lleguen a determinadas casillas. Los premios se pagan en más bolas. En los salones, las bolas ganadas pueden canjearse solamente por lápices de labios. Los buenos jugadores pueden perder miles de yen, o salir de allí con un cargamento de lápices labiales. Curiosamente, en el otro lado de la calle, se emplazan quioscos especiales donde, es curioso,  uno puede vender las barritas de colores y canjearlas por efectivo.

La hipocresía no es un bien exclusivo de los mandatarios barceloneses. Es preocupante la cantidad de turistas japoneses que se mueven por la ciudad condal. Dicen que adoran el estilo de Gaudí y el talante de los catalanes. ¡Dios nos asista!

 

domingo, 13 de septiembre de 2009

Solución puterina

Prostíbulo en Japón

Tengo para mí que no debemos recurrir a las normativas generadas por los ministerios de Interior.

Hacienda es quien debería regir nuestros análisis. Al fin y al cabo, cualquier solución requiere inversiones. Bueno es tener contentos a los esbirros que custodian, recaudan y distribuyen los tesoros. Hacienda saca sus mejores dineros de los pobretes que no pueden ocultar sus ingresos. O sea, de quienes cotizan en el Instituto Nacional de la Seguridad Social, extensión del Ministerio del Trabajo.

No hace mucho leí la noticia de una abogada que probó de rellenar una ficha de 'autónomos' con la profesión de 'prostituta'. Lo hizo para un trabajo universitario, no es que la chica trajinara con el sexo. Fue aceptada, y se le concedió la capacidad para cotizar. En un solo movimiento, integrada en Trabajo y en Hacienda.

En otras palabras, si las putas aceptan inscribirse como autónomas y pagar sus cotizaciones e IRPF, pasan a quedar integradas en las sólidas listas en que los potentes  ministerios nos tienen bien controlados  a todos, como currantes y como paganos.

El segundo paso, necesario  para soslayar agravios comparativos, es conseguir una titulación digna. Un grado medio, de momento, aunque no excluimos un máster de postgrado. 'Asistente sexual' parece lo más pertinente. Hasta ahora se anuncian en los diarios como masajistas o fisioterapeutas. Crea mal ambiente entre profesionales de la sanidad. Dejémonos de eufemismos. Debería instaurarse la titulación de "Asistente Sexual", donde se esttudiase la manera de asistir a personas ignorantes en cuanto a conseguir los pertinentes retozos. Las personas 'asistentes' les enseñarían a hacerse pajas o a follar, con más práctica que teoría y la mayor implicación personal posible.

Se oficiaría en pisos, con todos los controles necesarios, incluyendo los de Sanidad y Trabajo. Pequeños negocios de personas autónomas, o de asociaciones de profesionales.

El ministerio de Hacienda podría colocar en cada uno de estos pisos personal con calidad de funcionario público, o sea, autoridad, para inspeccionar sobre la marcha la contabilidad. Los recibos, con IVA, garantizarían la blancura del dinero. Tales servidores públicos podrían ser elegidos entre personas con estudios mercantiles y contables, pero relegadas al paro por razones de edad o procesos de deslocalización. Acreditarían virtudes las personas de escasa libido capacitadas para mantenerse, sin tentaciones, en lugares de tanto fornicio. Se les podría primar con un variable (tanto por polvo devengado y cobrado) para estimular su ímpetu recaudador.

Si la sexualidad hipoactiva fuera un mérito, habría parados de larga duración, desesperados, que aceptarían la castración para conseguir una de estas canonjías. Una ganancia más y una preocupación menos.

Las señoritas, acostumbradas a soltar la mitad de la mosca para sus explotadoras mafias no se verían perjudicadas al cotizar para Seguridad Social y Hacienda. No es que las nuevas protectoras reembolsen menor participación las , pero ofrecen un cierto halo de dignidad. No deja de ser cierto que el Estado es el socio al 33% de cualquier negocio lícito. Cuánto más dinero blanco se genere, más contento estará el Estado y más lícito será el asunto.

Los estudios de 'Asistencia Sexual' equiparables un ciclo superior de FP, darían una excelente oportunidad de trabajo para ex-prostitutas, las cuales, con sus clases, permitirísn la conservación de un acerbo impagable. Nótese que un nuevo ministerio, el de Educación, pasará a cobrar unas tasas que nunca vienen mal.  Dinero llama a dinero, con lo que el Estado estaría cada vez más contento.

La sabiduría nunca es mal hallada. No es fácil hacer buenas mamadas, ni fingir orgasmos con amplios visos de credibilidad. Muchos padres de niñas con alma puterina accederían gustosos a que sus hijas profesionalizasen los abundantes servicios que prodigan de gratis, al tiempo que aprendieren rudimentos de higiene,  contabilidad y organización que las capacitaren para mejor desenvolverse en sus inciertas vidas.

Ni que decir tiene: las nuevas academias también cotizarían a Hacienda, y serían pródigas en la creación de
puestos de trabajo. Incluso instituciones educativas de extracción religiosa, podrían instaurar cursos bajo las adecuadas advocaciones, Santa María Magdalena las más ortodoxas, o los Santos Matías y Zacarías (metías y sacarías) las de tinte más informal.

viernes, 11 de septiembre de 2009

¿Profesión?


Estos días, en las tertulias barcelonesas, hay debates acerca de la posible legalización de la prostitución. Hay dos opciones mayoritarias:

1. No legalizar. Es la opción de los que se autodenominan 'progresistas', y añaden 'feministas' si son hembras. La prostitución es degradante 'per se' y no hay ninguna mujer que sea puta por gusto.

2. Legalizar. Parece una opción liberal. Cada cuál es libre de hacer lo que quiera con su cusale el dineroerpo. Suelen acompañar su opinión con el consejo de eliminar la oferta callejera y centrarla en burdeles. Las parecería bien que las chicas se autogestionasen y crearan cooperativas.

La opción '1' olvida que muchas putas lo son por necesidad. Los 'buenistas' dicen que deberían ser reeducadas, formadas con estudios y encauzadas hacia el trabajo honrado. Nunca explican de dónde sale el dinero. Tampoco suelen ofrecerse para acogerlas en sus casas mientras tanto.

La opción '2' es la típica de los que escurren el bulto y predican esconder los problemas y dejar pasar el tiempo.Ninguno explica cómo se evitan los chulos y las mafias que monopolizan el negocio.

Voy a ofrecer una opción '3', de mi cosecha. Tiene costes y riesgos. No es a corto plazo sino a unos tres o cuatro años. Se auto financia. Crea muchos nuevos puestos de trabajo. Tiene abundantes opciones para contentar a todos.

Mañana se lo explico.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El tiempo no pasa en balde... o sí.



En septiembre de 2001 escribí esta entrada para mi blog de entonces. ¿Les suena a antiguo?  ¿Ha envejecido?

Lo inspiró una noticia acerca de que las prostitutas negras ocupaban nueve quilómetros de aceras en Barcelona,

Benditas cuantificaciones. Nueve quilómetros de aceras. ¿Se habrán cuantificado también las horas de actividad sexual por día? ¿Los litros de semen desocupado? Decenas de africanas se instalan en nuevas vías y toman de noche el paseo central de la Rambla. La policía sospecha de la presencia de menores y el Ayuntamiento teme el contagio de infecciones. Desde el pasado otoño se produjo una súbita llegada de jóvenes subsaharianas.

A partir de aquella fecha, el desembarco ya no ha cesado de modo que han terminado por ocupar zonas hasta hace poco despejadas, como los alrededores del Hotel Juan Carlos I, y se han extendido, como una mancha de aceite, en otras zonas, por ejemplo las inmediaciones del parque de la Ciutadella.

Esto de “subsaharianas” es un eufemismo geográfico que evita llamarlas negras, o negritas, lo que provocaría que fuésemos etiquetados de racistas. Hay que ser respetuosos con la dignidad de las personas, y no hacer distingos por sexo, color de la piel. raza o religión. Todo lo más, se permiten distingos gentilicios. En Estambul, por ejemplo, a las prostitutas se las llama, genéricamente, rusas. Lo mismo se hace en Budapest, a pesar de que una mayoría de las rusas húngaras son polacas.

Las negritas que esparcen generosamente el SIDA en las ramblas barcelonesas empezaron a aparecer hacia septiembre de 2000, sin que quede muy claro de dónde venían ni a través de qué medios. Al parecer no se ha detectado la presencia de proxenetas, por lo que las autoridades suponen que trabajan por libre.

Han tomado la parte central de las Ramblas y se ofrecen de forma muy explícita y agresiva a cuanto varón advierten como posible cliente. Son más de cincuenta y sus rostros delatan una notable juventud. Miembros del cuerpo de Mossos de escuadra, la policía catalana, lograron llevar una de estas morenitas al Hospital Clínico donde los médicos, aparte de otros análisis no menos pertinentes, radiografiaron los huesos de sus muñecas para determinar la posible edad. Dedujeron que estaba entre los 16 y los 18, pero la niña aseguraba pasar de los 18 y, ante la ausencia de papeles acreditativos, tuvieron que dejarla marchar en espera de provisiones judiciales.

Estas prietitas subsaharianas parecen entrar en el tronco de las Izas, según la terminología clásica rescatada por Camilo José Cela. Un curioso libro suyo lleva por título: “Izas, rabizas, colipoterras, purgamanderas y putarazanas”. Alude a los calificativos de las prostitutas, con relación a su antigüedad en el oficio. Izas, aféresis de primerizas, eran las más jóvenes. Putarazanas eran las veteranas, decanas con muchos coitos mercenarios sobre sus espaldas, es un decir.

Las subsaharianas son una inyección de sangre nueva para la bien surtida congregación de prostitutas ejerciendo en Barcelona. Nuestra ciudad parece tener el dudoso honor de ser la urbe con la mayor proporción de actos sexuales mercenarios por habitante. Muchos de los periódicos diarios, aún los más serios, incluyen varias páginas dedicadas a los anuncios de prostitución, con profusión de fotos y sugerencias ocultas tras la curiosa jerga de lo sicalíptico. Lluvias de colores y ósculos carentes de color alternan con edictos acerca de nacionalidades (la griega y la francesa son muy apreciadas) y admoniciones acerca de que ciertos servicios se perpetran a pelo.

En comparación con estas delicias del marketing, la acometividad salvaje de las subsaharianas, palpando por la brava la entrepierna de los paseantes, se nos antoja primitiva y algo patética. Se corre el riesgo de provocar el infarto a más de un provecto viandante que, ignorando la novedad, fuera a comprar unas flores a los puestos cercanos y se viera, de improviso, atacado por una negrita que agarrara su hernia inguinal al tiempo que profería palabras malsonantes (“Tu follar. Tú grande pollo. Yo comerte titola”) de difícil comprensión para un señor respetable.

El peatón puede pensar que la negrita es antropófaga, y que, hambrienta y abalanzada, va a hincarle el diente en plena Rambla de las Flores. El susto no se lo quita nadie. Suerte que, para desengrasar, y aprovechando su aturdimiento, será fácilmente atacado por alguna banda de niños magrebíes, de las que también abundan en las Ramblas. Los infantes, protegidos por toda clase de ONG y sistemáticamente puestos en libertad por cuanto juez presume de trabajar en Barcelona, le darán al viajero una tunda de palos y le despojarán de cuanto de valor pueda poseer. Como no tienen prisa, le registrarán cuidadosamente (mientras los demás transeúntes se apartan y huyen a la carrera) y, con un poco de suerte, hasta le quitarán la hernia inguinal.

Las prostitutas negras, perdón subsaharianas, y los niños moros, perdón, magrebíes, se insultan entre ellos, pero, al fin y al cabo, perros de similares camadas, no se llegan a morder. La prostitución callejera, al menos, tiene la alternativa de la prostitución de salón, anunciada además en la prensa diaria. ¿No podrían propiciarse locales similares para los rateros, tironeros y descuideros?

Si las prostitutas llenan dos páginas, estos podrían ocupar todo un cuadernillo. También por especialidades: carteristas colombianos, descuideras peruanas, asesinos moldavos... Los clientes en busca de emociones podrían acudir, con la ventaja añadida de que no se verían en la tesitura de quedar contagiados del Sida, como es preceptivo en las "casas de masajes". Saldrían con un mal sabor de boca, tal y como sucede tras los coitos mercenarios, o tras cualquier coito al decir de los clásicos (omne animal post coitum est triste: todo animal está triste tras el coito), pero sin temor a que la familia les descubra por el olor.

También les habrán aligerado del dinero, pero, al menos, no habrán tenido que pasearse por la Rambla y sus aledaños (geniales los descuideros de la calle Pelayo) ni soportar las palomas de la Plaza de Cataluña, las que quedan, tras haber sido tomada la plaza por legiones de subsaharianos, varones, que viven y pernoctan en ella y que compiten con los niños por las palomas. Los niños las alimentan con cañamones y los subsaharianos las degluten tras asarlas en las hogueras que apañan con los bancos de los jardines.

La cosmopolita Barcelona, ciudad de acogida, y yo en su nombre, da la bienvenida a prostitutas, maleantes, gentes de colorines e incautos que a ella se acerquen.