domingo, 1 de noviembre de 2009

Peluquerías chinas en Barcelona





Nos crecen los enanos viciosos. "Onanos" les llamaba el maestro José Luis Coll. Además de putas autóctonas, sudamericanas, este-europeas, negritas, tailandesas y japonesas, ahora destacan unas nuevas colaboradores: las chinas que ofician como masajistas ful en las playas de Barcelona y en las peluquerías con 'final feliz'.

En la ciudad aledaña de Santa Coloma hay un 'Chinatown' considerable. Entre sus tiendas destacaban cantidad considerable de peluquerías masculinas. Tantas eran que un paseante ocasional podría pensar que los chinos cuidan sus tocados día sí y otro también. Siempre llenas de señores orientales, más los que seguían turno en la calle.

Negociantes como son estas gentes, extendieron los negocios barberiles por el barrio de Barcelona que, tienda a tienda, buhardilla a buhardilla, tiene la exclusiva de mayoristas de ropitas, perfumes y chucherías de todo a cien, en la parte baja de la derecha del 'Eixample'.

Y subiendo hacia la Diagonal. Vivo en la parte más alta del 'Eixample' derecho, y ya instalaron una peluquería china a 300 m de mi casa.

Alarmados los vecinos por las colas de clientes en la calle, y porque muchos de ellos salían del local abrochándose la bragueta, avisaron a los 'Mossos de Esquadra'. La policía desmanteló, en una tarde, catorce 'peluquerías' donde se servía 'final leliz'.

Bajo este ñoñismo, unas pretendidas masajistas chinas masturbaban al cliente solicitante por un módico precio de 10 euros, que bajaba a cinco tras escaso regateo. Bien es verdad que las oficialas eran talluditas, escasamente sexys y más bien desmañadas, muy  rudas en el toqueteo. Pero la crisis manda, y por cinco eurillos ninguno de los montaraces clientes podría haber conseguido algo mejor.

Los patrones de los salones alegan que ellos no sabían que sus asistentas ordeñaban  en los cuartos de atrás. Que ellos creían que las niñas hacían la manicura. Que les engañaron como a chinos.No sé cómo acabará el enigm
a.

Final feliz supongo.