miércoles, 3 de junio de 2009

Más apéndices para el tema de los pederastas irlandeses. He aquí las palabras de un importante ministro eclesial, Monseñor Cañizares: "los abusos (de los curas irlandeses) son totalmente condenables y tenemos que pedir perdón". "No obstante", añadió "no es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios" con los "millones de vidas destruidas por el aborto".

Esto se llama meter el remo hasta la empuñadura. No tengo ningún interés en desprestigiar a la Iglesia. Se basta y se sobra. Me quejo de que el monseñor haya metido una adversativa venenosa (“no obstante”) donde no tocaba.

Las “vidas destruidas por el aborto” lo son, únicamente, para aquellos que consideren que los fetos son personas. El momento de la “insuflación del alma” lo sitúa la Iglesia Católica en el momento de la unión entre espermatozoide y óvulo. A partir de esa premisa, se construye todo el silogismo acerca de que el aborto, en cualquier fase, es pérdida de vida humana.

Esto es así para los que creen la premisa indemostrable. Los demás, bien se trate de los musulmanes que consideran que Dios insufla el alma a los 15 días, o al bueno de Santo Tomás que dejó escrito que eran 40 días para los niños y 90 para las niñas, los demás, digo, no consideran el aborto un crimen.

Ahora bien, tengo para mí que la pederastia está penada en todos los países civilizados. Sea cual sea la etnia, la religión o las costumbres. Viene a ser un tabú universal, como el incesto.

Concuerdo con el monseñor. No es comparable.

 


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