miércoles, 30 de diciembre de 2009

La inocentada pilla a Esperanza Aguirre




Ante todo, presento disculpas por el tiempo pasado sin atender el blog. Razones de salud. No quiero acabar el año sin una nueva "entrada". Será bastante inocente.

Según noticia publicada en "20 Minutos" Esperanza Aguirre se creyó un suelto periodístico que anunciaba la retirada de rótulos en los baños del ministerio de "Igualdad" de Bibiana Aído. "Señoras" y "Caballeros" tendrían que compartir espacios para evitar el sexismo que implica la separación de géneros.

La señora Aguirre entró al trapo y comunicó, en su resumen del año 2009, su desacuerdo con la irreal medida.

Ello me plantea dudas retóricas. ¿Sería realmente denigrante el equiparamiento de localidades mingitorias para personas de uno u otro género? ¿Es sexista la distinción?

Tengo para mí que lo importante, en cuanto a baños, se ciñe a los siguientes factores:
  1. Número suficiente en relación con los potenciales usuarios (emplearé, a partir de ahora, el masculino genérico, entendiendo "uno u otro género" salvo que advierta lo contrario.)
  2. Limpieza, lo que requiere buena crianza por parte de los usuarios y suficientes controles y actividades de mantenimiento, así como reposición de consumibles, por parte de los responsables del espacio.
  3. Privanza. Las personas que depongan (aguas mayores, menores o gases) deberían disponer de espacios cerrados. En estos lugares sagrados ni está bien ver, ni ser visto. Puede tratarse de separadores amplios en el caso de urinarios en batería.
  4. Utilidad. Las señoras no suelen orinar de pie, aunque ello sea posible y existan pertrechos que lo permitan. Si no se quieren adaptar los urinarios para hombres, se pueden facilitar este tipo de adaptadores a las féminas para que empleen los receptáculos adosados a las paredes mientras mantienen la verticalidad. No sería mala medida, a la par que igualitaria, la recomendacion de usar tales artefactos a los caballeros prostáticos, de pene escueto o arrugado, o, simplemente, con mala puntería, para evitar salpicaduras y riegos por aspersión en los suelos. Orinar de pie, el los lugares públicos, tiene la ventaja de permitir la multitarea, con muchos "orinandos" en espacios discretos. Caso de no querer acceder a los artefactos (arriba mostrado uno de los existentes en el mercado) se deberá disponer de mucho espacio para ubicar los excusados unipersonales.
En los baños de mujeres suele haber colas. Se debe, probablemente, al número  exiguo de excusados, a la costumbre femenina de orinar sentadas y requerir total privacidad, o a la sociabilidad femenina que impulsa a las féminas a orinar en grupo.y acudir en manada a la llamada de las vejigas. 

También los hombres orinan socialmente, en especial si piensan en las ventajas de una meadita preventiva, siempre prudente aunque no sea estrictamente necesaria. "Picha española no mea sola" reza un refrán. En los baños masculinos se ven, también colas, aunque de distinta naturaleza. Entiéndanme: en los baños masculinos, a las colas se les puede llamar rabo.

El uso conjunto de las instalaciones podría requerir algunas pequeñas adaptaciones (biombos, separadores, etc.), aunque si se fuere a lo puntilloso en el sexismo, se podría prescindir de todo ello. Igualdad total. Las señoras podrán entrever penes (habilidad muy estudiada por los gays) y los caballeros apreciar algún apero excitante en el momento de descubrir las ingles.

Ignoro las razones que han llevado a la crítica de la señora Aguirre. Estoy seguro de que en su despacho presidencial dispone de un baño para ella sola en exclusiva. No debe temer, pues, que el empleo de baños conjuntos para seres de uno u otro género le vaya a exigir el uso de los artilugios para orinar de pie o compartir espacio con, pongamos, el señor Gallardón si ambos sintiesen la apretura al mismo tiempo.

Algunas de mis amigas, ciertamente descocadas, me mostraron en su momento sus habilidades para orinar de pie aplicando presión (con uno o dos dedos) bajo el clítoris para elevar hacia arriba el orificio de la uretra y orinar de pie. Requiere un cierto entrenamiento pero, cuando se domina, es realmente práctico. La  demostración es ciertamente emocionante.

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